El escapismo como respuesta al trauma: una mirada más cercana y un camino hacia la curación
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¿Alguna vez te has encontrado absorto en una serie que ni siquiera te gusta, desplazándote sin parar por las redes sociales, o llenando cada momento de tranquilidad con algo —lo que sea— solo para no sentir nada? Eso es escapismo. Puede parecer inofensivo a simple vista, pero en el fondo, suele ser un grito silencioso de auxilio de un sistema nervioso cansado de soportar el dolor.
Todos escapamos de vez en cuando. El problema no está en tomar descansos, sino en que esos descansos se conviertan en nuestro escondite. Porque cuando huimos constantemente de lo que nos duele, también huimos de lo que podría sanarnos.
Comprender el escapismo como una respuesta al trauma
El escapismo no es una cuestión de debilidad, sino de supervivencia. Para muchos, comenzó como una forma de afrontar la vida cuando resultaba demasiado abrumadora. Puede manifestarse de innumerables maneras:
- Exceso de trabajo o exceso de actividad: Mantenerse constantemente ocupado para no tener que bajar el ritmo y sentir.
- Insensibilizarse mediante sustancias o pantallas: Utilizar alcohol, comida o el desplazamiento interminable por internet para mitigar el dolor emocional.
- Fantasía y ensoñación: Crear un mundo que se sienta más seguro que aquel en el que vives.
- Desconexión emocional: Desconectarse completamente de tus sentimientos para evitar volver a sufrir.
- Evitar la conexión: Mantener a las personas a distancia para evitar situaciones desencadenantes o intimidad emocional.
Cada comportamiento crea una sensación temporal de alivio, pero energéticamente, también crea un bloqueo.
En particular, en el chakra sacro, el centro energético vinculado a las emociones, la creatividad, el placer y la intimidad. Cuando este chakra está desequilibrado, puedes sentirte desconectado de tu cuerpo, sin inspiración, emocionalmente insensible o con miedo a la vulnerabilidad.
Las heridas que crean escapismo
El escapismo suele surgir de experiencias que hicieron que sentir fuera peligroso. Momentos en que las emociones eran demasiado intensas o en que expresarlas provocaba rechazo o dolor. Algunas de sus raíces comunes son:
- Abandono infantil o invalidación emocional: Cuando tus sentimientos no fueron vistos o no importaron, aprendiste a desconectarte de ellos.
- Desamor y traición: Después de haber sido profundamente herido, evitar la conexión puede parecer más seguro que arriesgarse de nuevo.
- Trauma o pérdida: El escapismo se convierte en un refugio cuando el dolor o el trauma se sienten demasiado pesados para afrontarlos.
- Estrés crónico o agotamiento: Cuando el sistema nervioso está siempre en modo de supervivencia, la distracción se convierte en una forma de alivio.
Pero esta es la verdad: lo que una vez te protegió ahora te impide sanar.
Sanar la necesidad de escapar
Sanar el escapismo no significa afrontarlo todo de golpe. Significa aprender con calma a permanecer. A estar contigo mismo, incluso en la incomodidad, sin necesidad de huir.
Prueba a empezar con:
- Conciencia: Observa cuándo y por qué buscas distracciones. ¿Qué emoción estás evitando?
- Conexión a tierra: Acciones sencillas como la respiración profunda, los estiramientos o caminar descalzo pueden ayudarte a reconectar con tu cuerpo.
- Exprésate: escribe, pinta, llora o muévete. Cualquier cosa que te ayude a que fluya la emoción. La emoción está hecha para fluir, no para ser controlada.
- Establece límites con las herramientas de evasión: Utiliza límites conscientes al tiempo frente a la pantalla o a los hábitos de consumo sin sentir vergüenza.
- Reconexión: Practica estar presente con personas de confianza. Permite que una conexión segura reeduque tu sistema nervioso para que vuelva a sentirse seguro.
A nivel energético, sanar el Chakra Sacro puede ayudarte a restaurar tu flujo emocional y tu conexión con la vida misma. Prácticas como la meditación, la sanación energética y el trabajo con la sombra para superar la evitación emocional pueden generar una profunda transformación.
Preguntas de reflexión para la sanación
- ¿De qué emociones o recuerdos suelo escapar y cómo lo hago normalmente?
- ¿Cuándo aprendí por primera vez que era más seguro desconectarme de lo que siento?
- ¿Cómo se manifiesta el escapismo en mis relaciones, mi creatividad o mi sentido del placer?
- ¿Cómo sería elegir la presencia —aunque solo sea por unos minutos— en lugar de la huida?
- ¿Cómo puedo reconectar con mis emociones de una manera que me resulte segura y me brinde apoyo?
Puede que el escapismo te haya protegido en algún momento, pero la sanación te invita a volver a casa: a tu cuerpo, a tus emociones, a tu verdad. No tienes que afrontarlo todo de golpe, pero mereces volver a sentirte vivo/a. Cada vez que eliges estar presente en lugar de distraerte, recuperas un poco más de tu poder.
Tu sanación comienza en el momento en que dejas de huir de ti mismo y empiezas a escuchar lo que tu alma ha estado tratando de decirte todo este tiempo.
Continúa tu camino de sanación con el Diario de Trabajo con la Sombra de Vitalidad. Una herramienta guiada de autosanación diseñada para ayudarte a reconectar con tus emociones, restaurar el equilibrio en el Chakra Sacro y abrirte a la intimidad, la creatividad y la conexión.